Máximo Pacheco: ¿La mentira como arma de acción política?

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Máximo Pacheco: ¿La mentira como arma de acción política?

«Si es posible que nuestras autoridades hagan y deshagan a su antojo no es solo porque estén dispuestas a lo que sea, incluso a mentir, para lograr sus objetivos. Es, también, porque los medios de comunicación, muchas veces, no cumplen el rol de sacarles al pizarrón. Es decir, no iluminan sobre un tema tan importante como es la coherencia y la rigurosidad».

El año 1963 Bernard Cohen publicó “La prensa y la política internacional” (“The Press and Foreign Policy”), libro donde analizaba la influencia de los medios de comunicación en la sociedad. El historiador e investigador social fue uno de los artífices de lo que posteriormente se conocería como agenda setting, concepto que aborda el rol del periodismo en los sistemas sociales, uno de los cuales es establecer los temas sobre los cuales discute y reflexiona una comunidad.

La frase que utilizó para ello fue muy clara: “La prensa puede no ser exitosa la mayor parte del tiempo para decirle a la gente qué pensar, pero es sorprendentemente exitosa para decirle a sus lectores sobre qué hacerlo”.

Este planteamiento matiza la percepción que podemos tener sobre el pluralismo. Porque es posible que los medios de comunicación, en alguna ocasión, muestren al público distintas aristas sobre un hecho en particular. Incluso divergentes. Pero el fondo del asunto son los acontecimientos o temas que son invisibilizados o sobre los cuales nos hacen poner extrema atención. Son, como bien refleja el término, quienes nos dicen sobre qué conversar.

Por ello el rol de los medios es relevante.

Así lo han entendido, por ejemplo, en múltiples países donde se han levantado plataformas para hacer seguimiento a las políticas públicas, su diseño, cumplimiento y control. Porque asumen (y actúan en consecuencia) que tienen un rol fundamental para que la ciudadanía debata sobre tópicos que de otra forma no estarían en su radar.

Un caso es el portal PolitiFact, que se dedica a confrontar lo que dicen las autoridades, dirigentes y actores políticos con la realidad o con su propio actuar. Es un medio de fiscalización ciudadano-mediática. Fundamental ante tanto verseo dando vueltas.

Esto permite no solo tener información rigurosa sobre lo que se dice sino, además, develar la coherencia y honestidad de quienes tienen, muchas veces, esenciales responsabilidades públicas.

Ejemplos de cómo nos vamos llenando de afirmaciones que no se ajustan a la realidad tenemos por montones. Y a uno de ellos me referiré.

Se trata del compromiso que asumiera el ministro de Energía Máximo Pacheco ante el pleno de la Cámara de Diputados el martes 19 de enero, cuando se aprobó en particular el proyecto de Ley de Transmisión. En aquella ocasión, producto de las críticas de varios legisladores por el esfuerzo que puso el secretario de Estado en las comisiones de Minería y Energía, y de Hacienda, para disminuir al máximo el porcentaje obligatorio de ERNC en los así llamados polos de desarrollo eléctrico. Con esta figura se facilitaría que los territorios así gravados se interconecten, con el apoyo del Estado, con el sistema eléctrico nacional mediante líneas de transmisión.

En aquella ocasión, como una forma de bajar la oposición al proyecto, Máximo Pacheco señaló: “Hemos escuchado la propuesta de modificar del 20 por ciento al 30 por ciento la producción de electricidad mediante energías renovables no convencionales. Creo que es justo decir que el Ministerio de Energía y el gobierno estamos en condiciones de tomar el compromiso de llevar esta propuesta al Senado, con el objeto de que allá se aumente ese porcentaje desde el 20 al 30 por ciento. De esa manera estamos recogiendo lo que aquí se nos ha planteado”.

Luego de sus palabras, el pleno aprobó, en primer trámite constitucional, la Ley de Transmisión. Y pasó a su revisión por el Senado.

Sin embargo y a pesar de lo que señalara el ministro, al contrario del compromiso asumido con los diputados para aprobar su proyecto, en la Cámara Alta no hubo presentación alguna por parte del Ejecutivo que permitiera cumplir con su palabra. No es posible decir que “mintió” (nunca sabremos si lo que planteó lo hizo a sabiendas que no haría esfuerzo alguno en dicho sentido) pero claramente sí es posible afirmar que no movió un dedo para cumplirlo.

Este hecho cobra relevancia dado que este martes 21 de junio la Cámara de Diputados revisará lo aprobado por el Senado, en su tercer y último trámite constitucional. Y uno de los artículos que se revisará será precisamente el del porcentaje de ERNC en los polos de desarrollo. Y un dato: en la Cámara Alta no solo no aumentó ni se mantuvo el 20 % sino que incluso se eliminó toda referencia al respecto.

Si es posible que nuestras autoridades hagan y deshagan a su antojo no es solo porque estén dispuestas a lo que sea, incluso a mentir, para lograr sus objetivos. Es, también, porque los medios de comunicación, muchas veces, no cumplen el rol de sacarles al pizarrón. Es decir, no iluminan sobre un tema tan importante como es la coherencia y la rigurosidad.

Y eso es un activo fundamental cuando estamos hablando de las políticas públicas con las cuales vamos delineando el futuro que nos tocará vivir.