El gobierno argumenta que la tasa está destinada a mejorar la estructura de servicio. Sin embargo, los manifestantes acusan a los nuevos gestores del suministro de agua de despilfarro y de querer privatizar este servicio público.
Más de 120.000 personas salieron el sábado a las calles de varias ciudades de Irlanda para protestar por la introducción de un impuesto al agua, según informó hoy la radio estatal RTE.
En la «isla verde» el suministro del agua se financia hasta la fecha con los impuestos. Los ciudadanos no tienen que pagar extra para ello, pero con la nueva tasa tendrán un coste de entre 200 y 400 euros anuales (entre 250 y 500 dólares).
En las protestas además se criticó la política de ahorro del gobierno del primer ministro Enda Kenny, quien ha defendido la tasa.
Sin esa recaudación, dijo, habría que eliminar la reciente rebaja de impuestos. No obstante, Kenny prometió esclarecer las vaguedades de la tasa y escuchar las «preocupaciones justificadas» de la población.
El gobierno argumenta que la tasa está destinada a mejorar la estructura de suministro y urge subsanar el derroche de agua por tuberías dañadas. Los manifestantes acusan a los nuevos gestores del suministro de agua de despilfarro y creen que quieren privatizar este servicio público.
Los manifestantes anunciaron una nueva jornada de acción para el 10 de diciembre.